LA VIDRIERA (Por Alberto Merino Hoyal)
La Vidriera en la actualidad |
La historia de la Vidriera de Maliaño está íntimamente
vinculada a la de este pueblo, vecino de Santander y referente relevante del
desarrollo industrial en las márgenes de su bahía.
Se
tiene conocimiento de la existencia de una vidriería fundada hacia el año
1.921, antes que la vecina Standard Eléctrica que lo fué en 1.927
Anteriormente
a su fundación, ese lugar, junto a la estación de FEVE(1.892), que era zona de
marismas cercana a la ria de Boo (entrevías de RENFE y FEVE), estuvo ocupado
por una fábrica de muebles (Muebles Toledo) y también hubo un matadero, el de
Nino el carnicero, quien tenía una estabulación para las reses que iban a ser
sacrificadas allí mismo y cuyas pieles tendía y amontonaba para ser comerciadas
a las curtidoras que abastecían a las fábricas de calzado y guarnicionería, y
su carne era expedida en su carnicería, pequeña caseta situada tras el extremo
próximo de La Acera junto a la casa de la portillera del ferrocarril.
Aquella
vidriería en un principio se dedicó a la fabricación de botellas, tubos de
vidrio y hasta globos para la fábrica de lámparas “Metal”. Pasado el tiempo y
la guerra, hacia el año 1.951, la adquirió la empresa alemana OSRAM de
bombillas (lámparas de incandescencia), continuando con una gran producción
hasta su cierre en 1.982-83 . A este periodo es al que quiero referirme en este
relato histórico, ya que después de dos años inactiva e inútiles sus instalaciones,
la adquirió el Ayuntamiento de Camargo, siendo alcalde Don Angel Duque, quien,
promocionando entonces con ardor el desarrollo cultural, la vació de todo su
componente fabril (hornos, crisoles, moldes etc.) y la fue transformando y
adaptando para el fin que se deseaba, un Centro social, cultural y deportivo de
primer orden en nuestra provincia, para uso y disfrute de los habitantes del
Valle de Camargo, beneficiados con preferencia, pero que con el tiempo ha
traspasado sus fronteras, y son otros muchos también de fuera los que
aprovechan sus múltiples actividades (Biblioteca, Arte, Cinema, Clases de
pintura, escultura, música, ecología,piscina, etc.,etc.).
Labores del soplado |
Yo
recuerdo haber visitado alguna vez La Vidriera en mi niñez, entre los 8 y los
12 años (hace 7O años), y tengo aun en mi mente aquellos tubos largos con los
que se recogía el vidrio fundido al rojo en un extremo y se soplaba por el otro
dándole vueltas en un molde accionado con los pies, de donde salía el globo de
la bombilla que tras un ligero golpe se desprendía. Es importante dar fe y conocimiento de este
proceso, artesanal por excelencia y a la vez intenso por la gran producción de
este elemento universal para dar luz a partir de la energía eléctrica desde su
descubrimiento experimental (como lámpara de incandescencia) por el relojero
alemán Goebel en América en el año 1.855
y perfeccionada el año l.879 por Edison quien, en la I Exposición de
Electricidad celebrada en París en 1.891, presentó una completa instalación de
iluminación incandescente que fue adoptada en Europa y América, genial
realización pero también solo una iniciación en el largo camino que habían de
recorrer los futuros investigadores y técnicos hasta lograr fabricar la lámpara
eléctrica de incandescencia en condiciones económicas y capaz de satisfacer las
necesidades de luz sentidas por el hombre, superando los grandes obstáculos que
se interponían a la creación de una fuente de luz eficaz y al alcance de todo
el mundo.
Pues
bien, en parte de ese largo camino, Maliaño y parte de su gente ha sido
protagonista en este importante capítulo de la historia de la Humanidad, bien
que parcial pero sí trascendente por su justo valor. Desde sus albores, el hombre, sujeto a la
servidumbre del Sol, limitado prácticamente en sus actividades a las horas de
la luz natural y recluido el resto del dia en sus cuevas y cavernas, y en sus
más confortables viviendas después, quiere parangonar al astro rey y suplir su
falta, produce la chispa al roce de dos pedernales y , con ello, el fuego y la
llama de la antorcha y después la luz mortecina del candil de aceite y de
cuantos ingenios va creando al correr de los tiempos en su ansia incontenible
de ver, rompiendo el maleficio de las tinieblas que le ciegan durante la noche
y que le impiden continuar la vida activa, el moverse libremente y sin
limitación para luchar por su existencia y disfrutar de las maravillas de luz y
de color que a su vista ofrece el mundo que le rodea. Las radiaciones solares solo bañan
alternativamente dos caras de nuestro globo terráqueo en su movimiento de
rotación. Quedaba, por tanto, abierto al ingenio del hombre la conquista de la
luz para aquella parte que queda periódicamente sumida en la oscuridad, la
noche.
Con
el descubrimiento de la electricidad y los medios de producirla económicamente
en el siglo XIX, llegó el momento en que el hombre se enfrentara con éxito a la
conquista definitiva de tan ansiada meta, y cuyo primer jalón tomó la forma de
una modesta pero ingeniosa ampolla de vidrio, en cuyo interior, previamente
hecho el vacío, luce un filamento carbonizado, elevado al estado de
incandescencia por la acción de la corriente eléctrica que lo atraviesa : !
Acababa de nacer la fuente de luz artificial ¡, que, en relativamente breve
tiempo, menos de un siglo, habría de liberar definitivamente a la Humanidad de
las limitaciones impuestas por la rotación de la Tierra, haciendo realidad su
eterno sueño de prolongar su vida activa a las horas de la noche, pues ya el
ocaso no interrumpe el ritmo de su vida activa y creadora, ya que las modernas
lámparas eléctricas, con generosa profusión, inundan de luz el hogar, los
lugares de trabajo, las grandes factorías, las vías y plazas públicas, los
campos de deporte, las salas de espectáculos y plasma, con su fulgurancia y policromía,
monumentos, palacios, castillos, catedrales, rascacielos y edificios
comerciales.
Así,
el hombre, con su ingenio y tenacidad, ha conseguido, completando la obra de la
Creación, que la cara de nuestro globo terráqueo, que sucesivamente se
encuentra sumida en las tinieblas, reciba la luz de miles de millones de
pequeños soles y que pueda moverse libremente durante la noche por todos los
lugares y rutas de la tierra. En la era
de las espectaculares realizaciones de la ciencia y de la técnica, el pequeño
sol artificial, la aparentemente modesta lámpara eléctrica, síntesis
maravillosa de una interminable cadena de logros acumulados en décadas de
silenciosa labor, se yergue sobre todas, porque al afectar directamente a
nuestra función visual, ella ha conseguido hacer el milagro de enriquecer y
prolongar la vida útil del hombre.
Tal
es la importancia que quiero dar a este lugar de Maliaño tras estas
disquisiciones, ya que, además de otras consecuciones industriales y de
progreso en el pasado siglo XX, tuvo el honor y el privilegio de participar en
tal empresa universal, en la parte más simbólica que a nuestra vista se
presenta y su necesidad nos impone, la bombilla.
Para
conocer su nacimiento, evolución y final en este trayecto fabril, hemos de
retrotraernos al origen y desarrollo de la empresa madre, la OSRAM, y sus
relaciones para la implantación en nuestra Patria y en nuestro Pueblo.
Fábrica de OSRAM en Madrid (1964) |
El 26
de Febrero de 1.914 nace jurídicamente en Madrid, por escritura pública
otorgada por el notario Don José Piniés y Cambray, la Sociedad FÁBRICA DE LÁMPARAS DE FILAMENTO METÁLICO,
S.A., siendo sus fundadoras las
Sociedades alemanas : Deutsche Gasgluehlight A.G., Allgemeine
Elektrizitaetsgesell A.G. y Siemens
u. Halske A.G., cuyos representantes constituyeron el primer Consejo de
Administración de la nueva Sociedad.
Estas
Sociedades fundadoras, en actuación independiente primero, y agrupadas más
tarde en común empeño, son las que a raíz de la aparición de la lámpara de
filamento de carbón, a fines del siglo XIX, gracias al descubrimiento de Goebel
y al genio de Edison, constituyeron el grupo industrial alemán que tan
destacado papel había de jugar, con sus investigaciones científicas y el
desarrollo técnico de los medios para su fabricación, en el perfeccionamiento
de las nuevas fuentes de luz.
El
año 1.921 se modifica la razón social de la Sociedad, pasando a
denominarse OSRAM, FABRICA DE
LAMPARAS S.A. . Este cambio de razón
social siguió a la constitución en Berlín, en el año 1.918, de la Sociedad OSRAM G.m.b.H. Komm. Ges., en la que se
integraron las Fábricas de Lámparas y sus Laboratorios de Investigación y
Desarrollo de las Sociedades fundadoras de la entidad española. En el año 1.951, a raíz de la nacionalización
de la Sociedad, volvió a modificarse su razón social por la definitiva OSRAM,
S.A.
Las
dificultades que se produjeron para la instalación de la industria, como
consecuencia de la primera Guerra Mundial, que estalló en Agosto de 1.914,
retrasaron la iniciación de la Sociedad hasta 1.915. Desde varios años antes de la constitución de
la Sociedad española, ya se importaban en España lámparas fabricadas en
Alemania, con las marcas EGMAR, WOTAN Y OSRAM, procedentes de las fábricas de
los fundadores, debiéndose su introducción en España a su representante Don
León Ornstein, quien colaboró más tarde en la fundación de la Sociedad, pasando
a formar parte de su organización de Ventas, siguiéndole después los Herederos
de Pablo Zenker, juntamente con las sociedades españolas, Siemens Industria
Eléctrica,S.A. y AEG Ibérica de Electricidad, S.A., y completada más tarde con
un cuadro de concesionarios directos de la fábrica.
Tras
el cambio de la razón social, llevado a cabo en el año 1.921, y en la que
apareció por vez primera en ella el nombre de OSRAM, fueron eliminados del
mercado las marcas Egmar y Wotan, quedando OSRAM como única marca básica.
La
Sociedad española se mantuvo al correr de su existencia, en la linea y con el
ritmo que han marcado los grandes avances científicos y técnicos, que han
caracterizado la evolución de esta industria, y ello a pesar de las
dificultades que tuvo que vencer, particularmente como consecuencia de la
guerra civil de 1.936-39 y de la segunda
Guerra Mundial de 1.939-45, que afectaron sensiblemente su marcha. De la última de estas vicisitudes se derivó
la nacionalización por el Estado de la Sociedad en el año 1.951, y la
adjudicación de sus acciones, en concurso público, al grupo presidido por Don
Joaquín Chapaprieta, presidente entonces
del Consejo de la Sociedad e integrado por los elementos españoles
activos de la misma –directivos, técnicos, empleados y obreros-- y entidades y
personas afines.
Durante
aquellos periodos de anormalidad se le presentaron a OSRAM dificultades para el
abastecimiento de su fábrica con elementos y materias básicos, que llegó a
superarlas con tenacidad, unas por sus propios medios y otras en colaboración
estrecha con industrias auxiliares nacionales, entre éstas Vidrios Belgor,
S.A., y Wolfram Ltda.
Una
de las realizaciones a que se vió obligada la Sociedad fue la adquisición y
adaptación a sus necesidades de una Vidriería existente en Maliaño, provincia
de Santander, que como ya se dijo al principio de este tratado funcionaba para
otros fines (botellas, tubos, ampollas Metal.....), acondicionándola para la
fabricación artesanal y exclusiva de los
globos que habrían de ser enviados a la fábrica central de Madrid. Así nació nuestra VIDRIERA OSRAM
en 1.951.
Manolo García maniobrando con la caña |
Los
proyectos industriales experimentaron un nuevo y fuerte impulso, acorde con el
progresivo desarrollo económico del país, promovido por la política del
Gobierno, compendiada en el Plan de Desarrollo Social y Económico, siendo esta
Vidriera de Maliaño empresa ejemplar, en medio de las dificultades aún
artesanales con que funcionó, gracias a los hábiles vidrieros que pasaron por
ella, alguno de los cuales, considerando su valía, fueron enviados a las
fábricas alemanas donde asimilaron la perfección para su trabajo,
manteniéndose en todo momento en
vanguardia en el quehacer diario.
Hemos
de aclarar para su conocimiento que la palabra OSRAM simboliza uno de los
primeros hitos que en el camino de los avances técnicos de la lámpara eléctrica
se han ido sucediendo : el paso de la utilización del metal OSmio al wolfRAM,
principio y fin de estos dos términos.
Así
pues, en esta Vidriera solo se elaboraban los globos o ampollas de distintos
tamaños, los convencionales y otros artísticos con relieve o asimétricos, que
se enviaban a Madrid a la fábrica primaria de OSRAM ( calle de Fray Luis de
León), donde se completaba la confección de la bombilla o lámpara de
incandescencia con el resto de los elementos que la componen ( casquillo,
varilla de tope, hilos conductores, apoyos, filamento ), encerrados al vacío
para las de menos de 40 W, o con un gas
inerte (helio, neon) para las de más potencia.
Para
la fabricación de las ampollas o globos se disponía de hornos para el fuego que
calentaba los crisoles en los que se echaba la mezcla con la base principal de
arena rica en sílice ( dióxido de siliceo –Si O2 ) con otros componentes adecuados como bórax,
sosa calcinada, feldespato, caolín, caliza, alúmina, arsénico, manganeso,
nitratos de potasio y de sodio, productos fluidificantes y para mejorar la
transparencia, triturado todo ello en otra nave, desde donde se transportaba en
maseras para verterla en los crisoles, en los que a altas
temperaturas era fundida (a 8ooº y para vidrios duros a 1.500º), y una vez
arrastradas y retiradas con una rasqueta ( el rable ) las impurezas que
formaban “nata” en la superficie, se captaba una porción del caldo al rojo con
el extremo de la caña ( el morro ), una barra de acero de 1´5
metros de longitud, y el soplador seguía el proceso de la confección de
la ampolla, primeramente rodando la bola incandescente o posta por una mesa de mármol llamada mable
(fonéticamente derivada del término sajón “marble”, que significa mármol),
operación que se decía mablear, para a continuación soplar por la boquilla
para sacar globo y llevarlo a un molde que accionaba con los pies para
abrirlo y cerrarlo, donde al tiempo de soplar se daba vueltas a la caña, todo
ello con la precisión y la habilidad del experto tras muchas miles de veces
haciendo estas maniobras singulares. Las operaciones previas al soplado solía
hacerlas un ayudante o pinche al que se titulaba el levantador.
Soplando al pie del horno ("el portugués") |
Una
vez libre la ampolla del molde se la soltaba con breve golpe rompiendo el
estrecho filamento tubular, un hilillo llamado filamento, para caer a la caja
que, una vez llena era transportada a la nave donde las escogedoras
hacían la revisión, selección, cortado y control para ser embaladas
convenientemente para su traslado. Estas especialistas, además de listas y con
buena vista, apreciaban los defectos desechando y tirando aparte las malas y
colocando las buenas en cajas receptoras para ser transportadas; los defectos
más frecuentes eran “la cuerda”
( arrugas), “la piedra”(arenillas) y “los bullones” (burbujas de aire).
( arrugas), “la piedra”(arenillas) y “los bullones” (burbujas de aire).
Al
lado del mable había un gancho donde se colgaba para tenerlo a mano una especie
de lima,llamada bata con la que se limpiaban los restos de vidrio pegado
al morro de la caña, para poder repetir todo este acto.
Este
proceso era el ordinario para las lámparas más comunes, pero para hacer los
modelos especiales, no simétricas, con relieves, de forma de vela, etc. se
utilizaban otros moldes adecuados a la forma deseada, para solo soplar sin dar
vueltas a la caña.
La sílice,
elemento principal de la mezcla, el más abundante en la litosfera, se presenta
fundamentalmente en cuatro formas : tres cristalinas, el cuarzo, la tridimita y
la cristobalita, y una amorfa, el ópalo.
La sílice que se utilizaba en la Vidriera de Maliaño era traida de
Arija, de la provincia de Burgos en el límite con Cantabria, al sur del pantano
del Ebro, donde hay una arena especial muy rica en este silicato.
El
vidrio normal es incoloro y transparente, pero se consigue colorearlo añadiendo
otros componentes : óxido de hierro (verde o azul), óxido cuproso (azul claro),
óxido de cobalto (azul), óxido crómico (amarillo), compuestos de oro (rojo).
En la
Vidriera funcionaban normalmente tres unidades, compuesta cada una de un horno central, rodeado de ocho crisoles
atendidos por otros tantos sopladores y levantadores en sus correspondientes
puestos. Otro oficio específico era el de fogonero, encargado de encender y
mantener el horno bien abastecido de carbón para lograr calentar los crisoles a
altas temperaturas para la fusión de la mezcla. De los hornos subían al
exterior las chimeneas, a las que se conocía por “las monjas” al tener dispuesta
en lo alto una boca que rotaba a favor de los vientos con el fin de lograr un
mejor tiro, y que eran semejantes a las tocas antiguas aladas de las monjas de
la caridad. Las cenizas eran retiradas al exterior y mucha gente se dedicaba
entonces a la rebusca del carbón (la escarabilla), como se hacía también entre
las vias de la estación escogiendo las que soltaban las máquinas de vapor,
consiguiendo lo suficiente para su lumbre o alguna pecunia para su bolsillo,
pues lo vendían fácilmente.
Largo
sería analizar y describir cuantos personajes pasaron por la Vidriera, todos
tuvieron su mérito y a todos dedico este recuerdo, pero sin duda es obligado
destacar, sin menosprecio de los demás a los que la memoria no alcanza, a
alguno de ellos al menos como muestra de su dedicación. La plantilla giraba
alrededor de los 120; el turno era fijo: de 8 a 12 y de 13 a 16´30, con tiempo
de 12 a 1 para comer allí mismo en sus comedores o para ir a sus domicilios. La
contabilidad de las bombillas hechas por cada uno la hacían las escogedoras y
eran válidas las perfectas, aunque también se remuneraban las que tenían alguna
imperfección, anotando las unas y las otras.
Dos
de los personajes importantes en la fábrica fueron Vitorino Allende y Ginio
Gutierrez, que eran los crisoleros, encargados de la reparación o más bien la
confección de los crisoles para sustituir a los que se iban deteriorando
retirados a la escombrera, siendo imprescindibles y excepcionales artistas, que
con sus hábiles manos moldeaban aquellas vasijas de barro refractario desde su
base hasta su boca, con unas maniobras especiales, consiguiendo pacientemente
verdaderas obras de arte.
Otros,
no menos importantes, velaban por la buena administración, contabilidad y financiación en las oficinas,
destacando por su bien hacer y la extensa dedicación en tiempo y en relación
con la Central de Madrid Don Ramón Escalante Diego, quien, ya jubilado, reside
ahora en una de las casas de la Sindical que le fué adjudicada en aquellos
años, y que ha sido uno de los que me han ayudado con su inteligencia y cabeza
despejada a recordar y revivir la actividad de la Vidriera en su pujante
trayecto; al cesar el trabajo en Maliaño (1.983), aceptó la propuesta de la
empresa para seguir trabajando en la Central de Madrid con otros seis de entre
todos los que quedaron en la misma situación al cerrar esta fábrica; el resto
se ajustó en su cese al convenio que se hizo con el Dr. Shidenberg, que trajo
el “ultimatum” de Alemania para tal fin. Ramón siguió, pues, en Madrid hasta
jubilarse, donde fué muy considerado y tuvo relación de trabajo con Don Angel
Herrán, responsable importante de OSRAM.
El conserva en su casa como una reliquia un gran globo, la K-380
para 4.000 W, soplado en Maliaño, y para
cuya consecución se exigía, además de pulmones, una gran habilidad, fuerza y
destreza para bambolear el gran sol en la punta de la caña y meterlo en el
molde con la precisión sincrónica del ayudante que se encargaba de cerrarlo;
por eso a este ejemplar lo considera como una pieza de gran valor.
Selección por las escogedoras |
Otro
personaje importante de la Vidriera fue Don Gabriel Epeldegui Ochoa, más
conocido por todos por LIN, ya que desde pequeño le llamaban con el diminutivo
Gabrielín. Su padre fue un destacado directivo del FF.CC. de Santander a Bilbao
y tio del famoso traumatólogo y terapeuta Dr. Epeldegui de Madrid, que trató a
Franco de sus lesiones accidentales (mano).
Gabriel Epeldegui fue Jefe administrativo de la Vidriera, incluso antes
de ser de OSRAM, y por tanto buen conocedor de la evolución de su historia hasta
que cesó en el año 1.958. El me refiere que la primitiva fábrica era de frascos
y botellas de los Galán, los joyeros de Santander, pero que también se inició
en la producción de ampollas que suministraban a la fábrica Eguren, de Bilbao,
que hacía las lámparas “Metal”. Los
Galán se la vendieron a Don Francisco Arroyo, que era el propietario de la SEAT
de Santander y que después la mantuvo su hijo Miguel Angel, con el que tenía
amistad Epeldegui, por cuyo conducto el Sr. Arroyo le metió en la fábrica en el
año 1.942. El había estado estudiando el Bachiller que tuvo que suspender en el
sexto curso en el año 1.936 al estallar la Guerra Civil; al terminar ésta optó
por hacer Magisterio en 1.942 y en dos años se hizo maestro. Es hacia 1.944 cuando la OSRAM adquirió la
fábrica de Maliaño, estando como director técnico de la misma Don Cesáreo de la
Vega, que hasta entonces lo había sido de la Vidriera de Padrón, y como gerente
el Sr. Hormaechea, yerno del Sr. Arroyo y a la sazón Presidente de la Cámara de
Comercio.
Recambio de un crisol |
La
OSRAM quitó el horno de los frascos, se
quedó con la “mufla” que tenían (un horno con suficiente temperatura) y la
transformó en fábrica de ampollas para lámparas de incandescencia, poniendo en
marcha 3 hornos con 8 crisoles cada uno. De esta forma cada horno era atendido
por ocho sopladores y otros tantos levantadores. La mezcla la hacían durante el
día otros operarios dirigidos por un técnico responsable. Por la noche actuaban
los horneros que se encargaban de mantener el fuego de los hornos y activarlos
para el día siguiente fundir la mezcla entre 800º y 1.200º. Sobre este caldo se colocaba una arandela que
separaba las impurezas al margen, retirándolas con el “rable”, dejando puro el
centro donde el levantador introducía la caña, sacaba la bola de vidrio
candente (posta) y la “mableaba” sobre una mesa de mármol (“mable”) para
entregarla al soplador. Este la introducía en un molde situado a sus pies que
se accionaba con unos pedales para abrirle, meter la posta, cerrarle y soplar
al tiempo de dar vueltas a la caña, abrirle de nuevo, sacar la ampolla, romper
el filamento con un breve golpe y colocarla en cada nicho de una rejilla que
tenía al lado en una bandeja y cada una de estas se llenaba con 100 ampollas.
Al cabo del dia cada soplador hacía 8, 9, 10 y hasta 12 bandejas que suponían
entre 800 y 1.200 ampollas. Estas se
pasaban a otro departamento donde las “escogedoras” las clasificaban y
desechaban las defectuosas que en ocasiones llegaban a ser de un 50 %,
contabilizando las unas y las otras; cuando había muchas malas, ellas lo
pregonaban: esta bandeja “mola”. En general la calidad final dependía de la
dureza de la sílice, de la mezcla de otros componentes (manganeso,
arsénico....), de la temperatura del horno según la calidad del carbón y de las
maniobras propias del soplador. Las
buenas se embalaban convenientemente en cajas de cartón que en camiones cada 2
ó 3 días se mandaban a Madrid para abastecer a la Central, en la que se
completaba la bombilla con el resto de elementos de la misma ( casquillo,
varilla de tope, conductores, apoyos, filamento......) .
Ramón Escalante, con su K-380 |
En la
Vidriera hubo conflictos laborales de cuyas causas fue testigo importante y
juicioso el Sr. Epeldegui, derivados de lo económico para los obreros, de la
fabricación y de la producción. El mismo por estos motivos tuvo diferencias y
discrepancias con la dirección, no admitiendo la inculpación a los operarios y
advirtiendo irregularidades de diversa índole. Había defectos por culpa de la
Empresa, por lo que vinieron de Madrid inspectores técnicos (un español y un
alemán). El alemán, el Dr. Pregel, que era ingeniero, vino con un microscopio y
se pasaba todo el dia trabajando, sacando muestras e investigando, trascordando
el yantar y aun pasando las noches en vela en la fábrica; uno de los acompañantes
que se quedaba viviendo en ella murió carbonizado al maniobrar los cables
eléctricos. Descubrió tras estas
inspecciones que los defectos dependían de la tierra que venía de Tarragona,
así como de la calidad de la sosa y del carbón (éste suministrado desde un
almacén que tenía Minchero en Santander) o de la falta de manganeso y arsénico
que influía en la calidad del vidrio. Al darse cuenta de esto y de otros
defectos de las mezclas eliminaron al Sr Vega y al Sr. Gallego.
Por
otra parte, aun teniendo nuestra Vidriera una gran importancia en aquella
época, con este medio artesanal se desechaban muchas ampollas, y los avances
técnicos hacían derivar su producción más rentable por otros medios
industriales que los alemanes ya tenían en la mente y en su proyecto.
En lo
económico-laboral hubo algún “parón”, una especie de huelga que, como tal,
estaba prohibida, y por ello estuvieron comprometidos los obreros. A este
respecto he de hacer constar aquí la influencia que tuvo Don José Maria Torre
Revilla, párroco de Maliaño, para resolver el conflicto. Transcribo de su
biografía la relación que tuvo con los vidrieros en aquella época. Por entonces
estaba estipulada la producción diaria de 400 ampollas diarias por un salario
de 60 pts. Y después se hacían a destajo hasta 900, no subiendo el salario más
que hasta 66 pts. y no pagando el destajo, así que se limitaron a hacer las 400
“legales”, significando esto el “parón”; interviene la Policía y como Don José
María les defendía ante esta injusticia le implicaron en ello y tuvo que ir a
discutir el caso con el Gobernador Civil; aquel día ni comió, pero salió airoso del encuentro :
--”Yo no se de leyes, pero tengo sentido común, y es claro que esto es una
injusticia”; y naturalmente el Gobernador lo comprendió. El director de la Vidriera entonces era el
Sr. Vega, a quien le dijo que había cometido un dislate y que debía admitir a
los que había despedido; el se resistía por temor a las acciones que pudieran
llegar desde Madrid en este conflicto o como consecuencia de una decisión
arbitraria sin consentimiento de los superiores, pero Don José Maria le
convenció : --”En el argot nuestro decimos que de Roma viene lo que a Roma
va....... qué saben en Roma (Madrid en este caso) lo que pasa en
Maliaño......”. Aquel dia fueron
admitidos todos, solo “quemaron” a uno por “principios legales”, a Antonio, que
fué una injusticia de todas formas.
Entonces los vidrieros, agradecidos, como homenaje a él, fueron a
ofrecerse, a hacerle un obsequio; el les dijo que “tan solo había cumplido con
una obligación que le imponía su condición de párroco, que con la labor
religiosa debe ir siempre la labor social; el hombre es un ser que trabaja para poder comer él y los suyos,
que vive y que tiene relaciones sociales; el Cristianismo no consiste solo en
ir a la iglesia, no, el Cristianismo es vida, es una vida de relación, es una
vida de amor, lo bueno está en que nos ayudemos unos a otros, nos perdonemos,
nos relacionemos con armonía en todos los aspectos de la vida”. Con estas palabras
les ganó aún más, por lo que insistieron en que querían gratificarle, con lo
que les siguió diciendo: --”Mirad, yo he
hecho esto como parte de mi Ministerio, lo he hecho con todo el corazón, y soy
yo quien está a vuestro servicio........., pero os veo tan animados, bueno, no
quiero ser desleal con vosotros, para que no os sintáis decepcionados......, la
parte más noble de la iglesia es el Sagrario, si queréis....” --”!Eso ya está hecho, cueste lo que
cueste....¡” Y así se hizo, aportando
cada uno 25 pts., para la iglesia del Cristo que entonces estaba construyendo
en el Ferial de Maliaño Bajo con muchos apuros económicos. De algo que con
tanto amor fue puesto allí en 1.947 ya no queda vestigio al ser derruida en el 2.001 para ser sustituida por otra
nueva más amplia, exigida por el pujante desarrollo demográfico de esta zona,
pero el valor que tenía en si, no ya el material sino el sentimental, más
sublime, nadie lo ha apreciado, sino los protagonistas del suceso, pero del
tiempo pasado quede aquí constancia su recuerdo........ tropiezos de la
historia de los pueblos y de la sensibilidad de sus componentes.
Volviendo
a nuestro amigo Epeldegui es de hacer constar que en la Vidriera intimó con la
que después sería su esposa, Carmina Cagigas, hija de Gorio Cagigas y hermana de nuestro querido Chiqui, ya que
ella pasó por las mismas oficinas con una encomiable labor. Al casarse ambos en
1.959 ella dejó la Empresa y recomendó para seguir en su puesto a Bel López Lejardi,
a la que había dado clases. El Sr. Epeldegui ya había abandonado la fábrica un
año antes, siendo instado por el Sr. Isa, que también pasó por la Vidriera como
Jefe de Fabricación, para que fuera a trabajar a sus talleres que tenía en lo
que fue Salón Apolo y por la oportunidad de adquirir en este tiempo la
fundición de Chus Mantecón y Luis Montes. Para ello Isa negoció con el banco y
éste le propuso un socio capitalista, Don Fermín Madrazo, y al estar seguro de
la marcha económica de su ampliada empresa se llevó consigo al Sr. Epeldegui para
administrarla.
Continuando
con la descripción de personajes que intervinieron en la Vidriera son de
destacar los artífices principales del proceso : los sopladores, consagrados
por la experiencia de años en el manejo de la caña, el pedaleo del molde, el
soplado justo y el toque final de fractura del filamento y liberación de la
ampolla a la bandeja colectora.
Eusebio Reguilón con su última ampolla |
Uno
de los más veteranos que completó todo el ciclo de la Vidriera fué EUSEBIO
REGUILON, quien me ha aportado muchos detalles de este oficio. Gran
especialista, comenzó ya a trabajar en la antigua vidrería cuando aún no
contaba los 18 años de edad reglamentarios, siendo admitido solo por su
palabra, pero solo tenía 14 años, permaneciendo en ella hasta su desaparición
en el año 1.984. El cuenta muchas vivencias de toda su vida activa, siendo
excelente conocedor de este arte por su larga experiencia; aun conserva como
recuerdo la última ampolla que sopló y era un especialista en la difícil “vela
rizada”.
Otro soplador de primera fué RICARDO MARIÑO. Nacido en Padrón, distante 20 Km. al sur de Santiago de Compostela, junto al rio Ulla, cuna también del insigne escritor Camilo José Cela; desde su infancia tuvo contacto con una vidriería de este lugar, la “Iria Flavia”, con tanta afición al vidrio que, una vez acabados los estudios primarios en la escuela, acudía regularmente a trabajar en ella, donde ya estaba como director Don Cesáreo de la Vega, quien pasó a Madrid con la Empresa OSRAM, y conociendo su valía se le llevó con él junto a otros paisanos como Dopazo y Correa, todos ellos sopladores de primera categoría. Tras un tiempo en la Central de Madrid y habiendo adquirido la OSRAM la Vidriera de Maliaño, fue destinado como director de ella Don Cesáreo, quien arrastró consigo a estos mismos especialistas. Ricardo, en Maliaño, continuó como soplador y dada la amplia experiencia adquirida le hicieron Jefe de fabricación y de mezcla, para revisar e inspeccionar la colada y resolver problemas o defectos inmediatos; para ello tenía una dedicación absoluta y permanente, y aun cuando tuviera el descanso en su casa, situada la primera de La Acera, era requerido a cualquier hora del día o de la noche. Como entonces no había teléfono, no más que en las principales empresas y en la tienda de Quintanal, los avisos de urgencia tenían que hacerlos directamente por un mandado, de modo que muchas veces, a media noche, iban a buscarle a su casa, despertándole con el aldabón de la puerta exterior común, pues tampoco había timbres eléctricos a cada domicilio, así que como hubo las protestas lógicas de los vecinos al ser despertados de continuo, ideó que en vez de aldabonazos le tiraran a su ventana piedrecitas sobre los cristales, tal era la forma de aviso según cuenta su esposa Conchita Gancedo, quien recuerda otras muchas anécdotas de su vida. En una ocasión se encontró con un pobre perro vagabundo, perdido y maltrecho, le dió pena y lo adoptó llevándolo a la Vidriera, donde le tuvieron después como mascota en una caseta bien acomodada, y le alimentaban con la misma comida que llevaban para ellos, sobretodo si era carne con patatas. Para esto solían encargarle a un tal Quico, que era de Escobedo : --”Quico, llévale la comida al Cuqui”...., y así hacía esta caridad con el bienaventurado can.
Otro soplador de primera fué RICARDO MARIÑO. Nacido en Padrón, distante 20 Km. al sur de Santiago de Compostela, junto al rio Ulla, cuna también del insigne escritor Camilo José Cela; desde su infancia tuvo contacto con una vidriería de este lugar, la “Iria Flavia”, con tanta afición al vidrio que, una vez acabados los estudios primarios en la escuela, acudía regularmente a trabajar en ella, donde ya estaba como director Don Cesáreo de la Vega, quien pasó a Madrid con la Empresa OSRAM, y conociendo su valía se le llevó con él junto a otros paisanos como Dopazo y Correa, todos ellos sopladores de primera categoría. Tras un tiempo en la Central de Madrid y habiendo adquirido la OSRAM la Vidriera de Maliaño, fue destinado como director de ella Don Cesáreo, quien arrastró consigo a estos mismos especialistas. Ricardo, en Maliaño, continuó como soplador y dada la amplia experiencia adquirida le hicieron Jefe de fabricación y de mezcla, para revisar e inspeccionar la colada y resolver problemas o defectos inmediatos; para ello tenía una dedicación absoluta y permanente, y aun cuando tuviera el descanso en su casa, situada la primera de La Acera, era requerido a cualquier hora del día o de la noche. Como entonces no había teléfono, no más que en las principales empresas y en la tienda de Quintanal, los avisos de urgencia tenían que hacerlos directamente por un mandado, de modo que muchas veces, a media noche, iban a buscarle a su casa, despertándole con el aldabón de la puerta exterior común, pues tampoco había timbres eléctricos a cada domicilio, así que como hubo las protestas lógicas de los vecinos al ser despertados de continuo, ideó que en vez de aldabonazos le tiraran a su ventana piedrecitas sobre los cristales, tal era la forma de aviso según cuenta su esposa Conchita Gancedo, quien recuerda otras muchas anécdotas de su vida. En una ocasión se encontró con un pobre perro vagabundo, perdido y maltrecho, le dió pena y lo adoptó llevándolo a la Vidriera, donde le tuvieron después como mascota en una caseta bien acomodada, y le alimentaban con la misma comida que llevaban para ellos, sobretodo si era carne con patatas. Para esto solían encargarle a un tal Quico, que era de Escobedo : --”Quico, llévale la comida al Cuqui”...., y así hacía esta caridad con el bienaventurado can.
Selección por las escogedoras |
Como
otros muchos, estuvo implicado en algunos conflictos laborales, algunos
provocados en Madrid o en Alemania, con abusos de difícil solución, debido a
que había intereses para quitar la fábrica de Maliaño. Ricardo también fue, como algunos otros, un
consumado artista con el vidrio; yo aún conservo en mi casa un alto y esbelto
florero azul soplado por él en esta Vidriera y que me regaló en aquellos años,
así como artísticos pisapapeles, peces y otros adornos, ya que fuí médico y
amigo de la familia.
Otros
muy recordados fueron también :
FRANCISCO RODEÑO, que sustituyó a Epeldegui en
distintas ocasiones y al final en la Administración como Jefe de oficina;
posteriormente por el camino de la política llegó a ser alcalde de este
Municipio de Camargo.
JUAN GARCIA, “el tubero”, que hacía los tubos de
vidrio a lo largo de todo un pasillo, de muchos metros y con diversos
diámetros; tal especialidad le hacía que ganase más que los demás.
El Sr. MADRUGA, que estuvo de director después de Don
Cesáreo de la Vega.
El Sr. GALLEGO como Director administrativo.
JUANILLO, Juan Martín Cervantes, un andaluz famoso por
sus dichos y gracias, pero sobretodo un extraordinario vidriero, así como su
hermano ANTONIO, hijos ambos de JUAN
MARTIN VALDERRAMA, todos ellos buenos artistas haciendo valiosas figuras de
todo tipo. Antonio conserva interesantes
fotografías de Maliaño y de su estancia en Alemania, pues estuvo allá en la
OSRAM, pero se quedó y trabajó después en otras facetas de la vidriería en un
periodo de 48 años; actualmente está entre nosotros y también tiene muchos
recuerdos de aquellos tiempos.
Soplado de la ampolla |
Los hermanos HERRERA (Ramón, Ricardo y Pedro), que
eran de Revilla y buenos especialistas.
Los hermanos VALDUEZA (José Antonio y José Luis) que
también estuvieron perfeccionándose en Alemania, así como Luis del CASTILLO
CHICO, quien durante mucho tiempo ocupó puestos de concejal en el Ayuntamiento
de Camargo así como en el Sindicato.
Alfredo AYESTARAN y su esposa Gelines Solana.
LUIS LEZCANO,
dedicado a la química del vidrio, era el especialista de la mezcla,
puesto importante de gran responsabilidad. Con esta misma dedicación destacó
también JOSE DEMETRIO, administrativo y analista químico, persona que en los
últimos años decidía después de rigurosos controles, para los que se había
especializado, si los vidrios especiales cumplían con las normas para ser
soplados y por tanto para que las ampollas resultantes pudieran pasar los
controles de calidad a que eran sometidas, ya que iban a convertirse en
lámparas muy exigentes por lo que respectaba a la finura y resistencia del
vidrio.
MANOLO MARQUEZ, también muy famoso, conocido por “El
mellao”, de la familia de los Marquez (“Los portugueses”), todos ellos
vidrieros, tanto su padre Avelino como sus hermanos Avelino, Fernando y
Antonio.
BONIFACIO TARRAGO, que vino de Francia y que además de
soplar el vidrio era un virtuoso de la música, de instrumentos de cuerda
(mandolina, guitarra, bandurria) de los que fue un verdadero maestro, enseñó a
muchos en este arte y organizó rondallas en este Valle de Camargo.
Y hasta JOSE EL GALLEGO (José Salcines Cagigas)
trabajó en la Vidriera, como lo hizo en otras muchas factorías y para tanta
gente, era un mandao en toda regla y chico para todo, tiraba de carretilla como
nadie y era diligente para los recados. Famoso, popular y querido en Maliaño,
tiene ya su biografía en otros pliegos.
En la Vidriera su herramienta era la carretilla en la
que transportaba la escarabilla de los hornos hasta la escombrera cerca de la
ría. En unas elecciones le propusieron para Enlace Sindical y no salió por pura
casualidad por muy pocos votos. Un dia de los Inocentes los bromistas le
encargaron que llevase un paquete bien envuelto en su papel de colorines y el
lazo correspondiente como si fuera una caja de bombones, pero que en realidad
eran ladrillos refractarios, que allí abundaban para los hornos, para
entregárselo a Don Cesáreo, el Director, diciéndole que esperase contestación o
una propina. José entró en el despacho y
le entregó el paquete. Don Cesáreo lo abrió y sorprendido por el hallazgo le
preguntó malhumorado : --”? Y para qué quiero yo esto?”, José superando el
trance tuvo la ocurrencia de contestarle : --”Pa calentarse los pies, Don
Cesáreo”, así mereció una buena propina.
Compartió su trabajo en aquella época con otro
vidriero famoso, RODOLFO DIAZ “ EL
MULA”, que hacía de manager de boxeo en Tablanca, quien le incluía en las
famosas veladas boxísticas que aquí se celebraban en el Romea, en el Gran
Cinema, en el Apolo, en el Iris..........!Qué tiempos aquellos¡
La
dirección de la Empresa fue regida en su mayor tiempo, como se ha dicho antes,
por Don Cesáreo de la Vega, era, por decirlo familiarmente, el amo de la
Vidriera, máximo responsable de su funcionamiento. Estuvo asistido al principio
por Don Hospicio Morón. Le siguió
después el Sr. Madruga y el Sr. Gallego fué director administrativo. Otro
destacado fue Jan Lederer (Sr.“Ledra”), un buen soplador alemán que, como tal,
vino a Maliaño, pero llegó a desempeñar la función de director. Enamorado de su
oficio, el fue el único que hizo el K-380 del vidrio 742, ampolla ésta que por
su tamaño, grosor y dificultad había que ir haciéndola poco a poco, cogiendo
vidrio, soplarlo, volver a entrar al horno, calentarla, vuelta a soplarla, y
así durante mucho tiempo hasta que la ampolla iba creciendo en tamaño y
magestuosidad; fue la reina de las ampollas de vidrio y ya nunca se volverá a
soplar otra igual, es la joya que guarda en su casa Ramón Escalante. El último de los directores fué Don
Francisco Javier Zorzano, que fué el que “cerró” la Vidriera de Maliaño.
Marzo
– 2.013
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